Vigilancia desde helicópteros

logoasoc-02Es de noche. Viaja uno por la autopista de tres carriles a los 120k/m de rigor, entendiendo que es un buen ciudadano, y ve un cartel luminoso con el texto arriba indicado. Estamos controlados.

3870268Aunque este límite es ridículo porque las carreteras, hoy,  son mucho mejores que las de hace 20 años, los coches muchos mas seguros, los neumáticos mucho más  anchos, los chasis mas resistentes, los frenos mejores y contamos con todo tipo de ayudas, ABS ESP, ADN, LDWS, etc…

Menos mal que es de noche, se dice el moderado conductor. Pero puede aparecer en cualquier momento, piensa, un aparato del tipo Blade Runner con un foco luminoso de gran potencia.

Sigue nuestro conductor a velocidad moderada. La carretera está despejada, la música suave ayuda a la relajación. Pero pocos kilómetros mas adelante otro cartel luminoso advierte: control de alcohol y velocidad. Entre el bosque de adosados, no de abedules como en las películas USA, puede surgir en cualquier instante un vehículo policial con una ensalada de luces en el techo y la megafonía amenazadora a todo volumen.

En Bruselas todavía no se les ha ocurrido poner unos precios horribles a los licores, lo que frenaría  el consumo, y limitar la potencia de los vehículos de tracción mecánica; seria más seguro y más ecológico. Con unos 120 CV,  bastaría para rodar  a los míseros  120 k/hora.

Pero habría un problema fiscal, se generarían menos ingresos y, sobre todo no se podría satisfacer el superego de los votantes, sobre todo de los varones, de poseer un vehiculo muy potente y, por tanto, muy inútil.

1262956711_1Los probos funcionarios de Bruselas podrían aplicar también una partida de la flota de  helicópteros para auto vigilarse, dado lo bien que lo han hecho en las ultimas crisis, la del  volcán y la del euro, donde los diversos dirigentes de la UE, que deberían  pegarse por salir en la foto con el nuevo manual de instrucciones en la mano, el Tratado de Lisboa, han sido dados como desaparecidos en combate.

De los 35.000 millones de euros en que se cifraba inicialmente el rescate de Grecia, la cifra sube ahora hasta los 110.000, ante la inacción de Bruselas, de los gobiernos europeos  y la alegría de los especuladores. La ayuda esta ahí. Como pagarla, en medio  del recorte del nivel de vida que van a sufrir los griegos, es otra cosa.

¡Ah!, y ya sabemos como responder al famosos chiste norteamericano ¿a quién llama Washington en Europa cuando hay un problema? Se hace como ha hecho Obama en este caso. Se llama al canciller de turno de Alemania. Claro que Obama no lo hace por ayudar a la economía europea, sino para evitar una crisis de la moneda única y la consiguiente subida del dólar, ahora que se está reactivando la de los EEUU.

280420104715Con el nuevo Tratado en la mano seguimos en lo mismo, quien manda en la UE es el que paga, aunque la señora Merkel, pendiente del desenlace de las elecciones regionales en Renania del Norte-Westfalia, que pintan mal para ella, no ha explicado a sus angustiados y ahorrativos conciudadanos que, si ahora toca pagar el desenlace del drama griego, también podría aclarar que Alemania, como gran potencia exportadora que es, se ha beneficiado del euro. Pero eso no aparece en las actas. Además en la liguilla del Eurogrupo, Alemania se ha quedado sola frente a sus socios; ha perdido por 15 a 1.

De momento, los gobiernos europeos han comprado tiempo con su tardía decisión sobre Grecia, pero no está nada claro que los mercados se tranquilicen después de haberse cobrado una pieza. Pueden seguir otras, Portugal y España, sin ir más lejos. El mercado es juego y la partida está a medias. La solución del problema griego es relativamente fácil. La del español, imposible para las arcas de la Unión.

El helicóptero se podría aplicar también a la clase política de este país, gobierno  y oposición. Su descrédito está en el tercer lugar de las  preocupaciones de los españoles, según la última encuesta del CIS.

Durao_BarrosoConvendría la vigilancia de unos, porque los asesores del presidente no se dieron cuenta de la crisis. Ni siquiera en la mitad del drama español. Ni mucho después. En la empresa privada se despide; no sabemos que haya sucedido esto en la administración.

Y los otros. La oposición sigue presentando 14 años después, como receta mágica, la rebaja de impuestos. Según esta propuesta, se supone que la gente asaltaría los centros comerciales provocando un enorme flujo de ingresos  en la caja del Estado. Pero la receta del éxito que asombró al mundo en la última década no fue la rebaja de los impuestos, como ha repetido Aznar en sus innumerables bolos tras dejar el cargo. La realidad es que el origen del boom no fue la innovación industrial o la exportación, sino el pistoletazo de salida del pelotazo inmobiliario con la liberalización del suelo: se podía construir desde el primer metro de costa hasta el último pico de montaña. Así nos ha ido. Todo a crédito, y cuando se ha cortado el flujo de dinero exterior, que es por donde nos venía la savia, se acabó todo. Y si a un gobierno le gustaba el crecimiento de la economía basado en el cemento, al siguiente, más. Nadie hablaba de innovación con un 4% de crecimiento.

Un periodista norteamericano contaba en un coloquio en Madrid una anécdota que sucedió en un pueblo de Brasil. Ante la llegada de un político, los lugareños colocaron una pancarta a la entrada: estamos hartos de realidad; queremos sueños, decía el texto.

Nosotros, no sólo los conductores, sino la gente de a pie, queremos vigilancia con helicópteros, sí. Pero para todos.

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