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El suflé de Podemos en la cocina del CIS

Publicado originalmente en El Confidencial.

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Los del CIS, pero también los de Prisa. Y los de Sexta. Periodistas y demóscopos, sin distinción de medio o instituto de opinión, parecen haberse subido a la ola de Podemos. Pero, sinceramente, los datos no se sostienen.Tal vez el miedo a repetir los errores de la pasada campaña europea les ha hecho situarse en una cierta frivolidad al 'cocinar' las respuestas de los encuestados. Nunca más. Esto es lo que parecen haber inculcado las empresas de sondeos porque, desde entonces, los seguidores de Iglesias juegan a favor de la corriente. Veamos algunos datos sorprendentes:

1. Encuesta de Metroscopia para El País (2 de noviembre). Error: a Podemos no se le puede someter a los mismos procedimientos de refinamiento o depuración usualmente utilizados, como, sin embargo, reconocía haber hecho este domingo José Juan Toharia, director del sondeo.

En primer lugar, porque es un partido de nueva creación y no hay histórico que permita atisbar, a través del recuerdo de voto y otras preguntas indirectas sobre el comportamiento de sus electores en anteriores comicios, hasta dónde llega la simpatía hacia él, más allá de los que aseguran que lo van a votar. He ahí un claro error de lo que en el argot se conoce como 'cocina'. Resulta inconcebible que el 22% de voto directo a Podemos en esta encuesta, lo convierta la 'cocina' de Demoscopia en una estimación del 27,7%, cuando a UPyD e IU, por ejemplo, se les mantiene sin apenas retoques, alrededor de un raquítico 3,5%; no así a PP y PSOE, a los que prácticamente se les dobla la estimación respecto al voto directo, lógicamente, porque en este momento son los más damnificados por el voto oculto.

En segundo lugar, porque, según ese mismo sondeo, sólo un 33% de las personas que han declarado su intención de votar a Podemos cree que es el partido que más se acerca a sus posiciones, mientras que un 42% asegura que ha decidido su voto al sentirse decepcionado con el resto de los partidos. Es más, un 64% desconfía de Podemos y un 54% dice que sus propuestas no son realistas. Con datos como estos es imposible –siendo rigurosos– 'cocinar' hacia arriba los resultados de ese ya apabullante porcentaje del 22% de voto directo a la formación de Pablo Iglesias.

2. La encuesta del CIS del 5 de noviembre insiste en los mismos errores aun cuando los resultados son diferentes, porque el trabajo de campo se ha realizado también en diferentes fechas (la de Metroscopia la semana pasada, en los primeros días de la operación Púnica, y la del CIS en la primera quincena de octubre, con la crisis del ébola y el estallido del escándalo de lastarjetas de Caja Madrid). Según este sondeo (anterior, no corrector del de Metroscopia), hay un 17,6% de ciudadanos que afirma que votará a Podemos, pero cuando el CIS pregunta sobre la identificación o proximidad a las ideas del partido (lo que se conoce como voto+simpatía), el porcentaje desciende al 13,1.

En casi todos los casos el porcentaje de proximidad al partido suele ser mayor que el de intención de voto directo. Lógico, por otra parte, ya que siempre encontramos alguna actuación criticable, dirigentes que no nos gustan o aquella decisión cuando menos controvertida que hace que, aun simpatizando con la filosofía general del partido, nos volvamos un poco remilgados a la hora de decir lo que vamos a votar. En general, simpatizamos con el partido más de lo que decimos que lo votamos. Luego, ya sabemos, 'pelillos a la mar' y el voto vuelve a su sitio, de ahí que la estimación de voto 'cocine' al alza esos datos para dar la estimación prevista, que es el dato que fotografía el sentir del electorado en el momento de realizar el trabajo de campo.

Con Podemos, sin embargo, se rompe esa tendencia. El partido de Iglesias pierde 4,5 puntos en identificación de sus electores con el proyecto respecto a los que espontáneamente aseguran que lo votarán. Y no es un tema menor. Esos 4,5 puntos de diferencia son casi 1.200.000 electores (sobre un supuesto de participación del 70%) que dicen que votarán a Podemos, pero que no se sienten próximos o identificados con su ideario. Luego, en la 'cocina' añadimos 1.300.000 más para calcular la estimación prevista. ¡Y con esos datos se sube al 22,5% la estimación de voto, en total 2.500.000 electores por encima de los que dicen identificarse con el partido! ¿No les parece demasiado, más cuando los seguidores de Iglesias están en la cresta de la ola?

Chocante, pero, a bote pronto, con una primera explicación: la juventud de la formación (apenas unos meses), la ocultación del programa (“Hay que revisarlo”, Pablo Iglesias dixit) y el hecho de que un considerable porcentaje del voto a Podemos es voto de protesta, como hemos visto en la encuesta deEl País. Bien, pues eso hace mucho más sorprendente si cabe que se 'cocinen' también aquí al alza los resultados de estimación de voto hasta ese 22,5%. Y resulta sorprendente porque en plena ola de efervescencia del partido de Iglesias, y con un conocimiento muy por encima del 90% de su líder, no ha lugar a distorsiones que expliquen correcciones tal altas; más bien al contrario.

Sea como fuere, es claro que Podemos ha llegado para quedarse, pero da la impresión de que algunos se están precipitando al cederles el salón de la casa, es decir, casi un papel hegemónico en el tablero político. A lo mejor les vale con la cocina. Alguien debería explicar de qué forma están actuando los institutos demoscópicos. Mientras tanto, bienvenidos a la ola.

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