Los nuevos temblores de Merkel disparan la preocupación sobre la canciller

Pero mientras que el video de la canciller se extiende por el mundo, algunos medios alemanes dan muy poco relieve a la noticia y otros, ni siquiera la dan.

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La canciller tiembla, el mundo se preocupa, pero no pasa nada, “business as usual” en Berlín. Angela Merkel toma el avión con dirección a Osaka, para la cumbre del G-20.

“La canciller está bien “. Son las escuetas palabras del portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, después de que Angela Merkel volviera a temblar, como hace ocho días, en un acto oficial.

Pero esta escueta explicación no basta, señalan algunos  analistas en la prensa alemana. Se trata de la dirigente de la gran potencia de Europa, de una de las “grandes” de la esfera internacional. Desde el extranjero se mira con preocupación a Berlín.

Y es curioso, y esto hay que subrayarlo, porque mientras que el video de la canciller se extiende por el mundo, algunos medios alemanes dan muy poco relieve a la noticia y otros, ni siquiera la dan. Así es de serena o de sobria la sociedad alemana. La salud es una cosa privada, escribe una comentarista.

Hace ocho días sorprendieron los temblores de Angela Merkel. Era en un acto oficial en la recepción al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskiy,  mientras escuchaban los himnos nacionales. Los temblores se achacaron al calor. La canciller bebió  tres vasos de agua y estaba perfectamente, según se informó posteriormente.

Días después, en la reunión  del Consejo de ministros no se habló del tema, según los participantes. Merkel visitó más tarde un colegio en la Baja Sajonia y comentó ante los niños: hay que beber más agua y menos café. Una periodista le pregunto por su estado de salud y la canciller respondió con tono británico “Muy bien, ¡oh, que interesante es todo esto!

Pero Merkel sufrió nuevos temblores a primera hora del   jueves en un acto ya en un interior, en la sede de la Presidencia de la República, el Palacio de Bellevue de Berlín, que cuenta  con aire acondicionado.

En esta ocasión Merkel rechazó con un gesto el vaso de agua que le ofreció una persona del protocolo tras los temblores y después conversó con naturalidad con el Presidente Steinmeier y la homenajeada, la ministra de Justicia, Katarina Barley, que pasa a ser eurodiputada.

Se mantuvo el calendario y el avión oficial partió de Berlín hacia Japón a las 13,17.

En los viajes al extranjero la canciller cuenta con la asistencia de un médico y un sanitario del Ministerio de Exteriores.

Los medios alemanes tiran de archivo y recuerdan que Merkel ya mostró temblores similares a los de ahora, en Méjico, en un viaje oficial, hace dos años. Entonces se dijo que era falta de líquido, como ahora.

En sus comentarios en las redes, los alemanes se muestran muy interesados por la salud de su canciller e, independientemente de su orientación política, enormemente respetuosos con la persona.

Merkel lleva tres mandatos y medio, catorce años, al frente de la cancillería. Durante este tiempo ha sido la “Mutti”, la madrecita protectora para muchos alemanes. En todo momento se ha mostrado bien de salud, física y síquica, y es conocida su resistencia y su firmeza en las negociaciones, como saben bien en Bruselas y durante la crisis, como recuerdan muy bien los griegos. Pero el record está en la discusión que mantuvo con Putin en febrero de 2015 sobre la tensión en el este de Ucrania, durante 17 horas seguidas.

Los medios alemanes recogen la opinión de doctores: estiman que no parece un problema grave porque después de los temblores, Merkel se comporta con naturalidad. Y no parece que se trate de Parkinson, porque en esta enfermad los temblores no son tan intensos. Otros expertos deducen que puede deberse a escalofríos provocados por alguna infección.

Los servicios jurídicos de la cámara baja del Parlamento alemán, el Bundestag, precisaron en 2014 los pasos que se debían dar en caso de que el jefe o la jefa de gobierno no pudiera ejercer su cargo. El o la canciller tiene la potestad de nombrar un vicecanciller que debe ser ministro, que ocuparía su puesto en caso de enfermedad o de incapacidad.

Merkel fue sometida a una operación de rodilla en 2011 y a otra intervención en 2014 tras un accidente de esquí y en ningún momento estuvo de baja, sino que trabajó en su casa durante la recuperación.

La preocupación sobre el estado de salud de Merkel sucede en medio de una grave crisis de la Gran Coalición entre democristianos  y socialdemócratas que preside la canciller. Ambos partidos han sufrido fuertes retrocesos en las recientes elecciones europeas. Hoy, según los sondeos, el primer partido alemán serían Los Verdes. En otoño hay elecciones en dos grandes Estados federados del Este alemán, la antigua República Democrática, Brandenburgo y Sajonia, y las previsiones para las grandes e históricas formaciones son negras. Allí se alzarían como primer partido los ultras de Alternativa para Alemania. Merkel  abandonó la presidencia de la CDU tas los reveses del año pasado en Baviera y Hesse y su sucesora al frente de los democristianos, Annegret Kramp- Karrenbauer, no ha conseguido reconducir el rumbo perdido del partido. También el SPD está hundido. Su presidenta, Andrea Nahles, dimitió tras el desastre de las europeas. El SPD se ha planteado su sucesión con una lentitud extrema, en un proceso que terminaría en diciembre.

Pero antes, los resultados de las regionales, que serán desastrosos para el SPD,  pueden acelerar  los plazos o llevar a la ruptura de la coalición, al frente de la cual está una canciller cuya salud preocupa más y más a los alemanes. Aunque los medios germanos, tan políticamente correctos, no informen del caso.