¿UN ESTADO DE ALARMA EUROPEO?

estado de alarmaLa Organización Mundial de la Salud ha señalado que Europa se ha convertido en el epicentro de la pandemia del coronavirus. Posiblemente, de momento sea una exageración, pero expresa la percepción mundial sobre Europa. Es interesante que se vea Europa como una unidad. Las decisiones que se están tomando en el seno de la Unión Europea son generalmente convergentes (no así en el Reino Unido, que prácticamente han adoptado la decisión contraria de proteger la economía en vez de la salud), las toman los Estados miembros y no la Unión Europea. Esto se debe a que las competencias en sanidad y otras relacionadas con el virus son exclusivas de los Estados miembros. Sin embargo, frente a un problema como el del virus que no conoce fronteras y que afecta a toda la Unión Europea, hará falta que para parar esta epidemia las decisiones se tomen en común y a la vez.

Puede sorprender que, hace apenas dos semanas, escribía en estas mismas páginas “La Unión Europa está en rumbo” con objeto de expresar que, antes de los 100 días de mandato, la Comisión Von der Leyen estaba cumpliendo su programa de forma diligente, y representaba el sentir mayoritario de los ciudadanos, contando con el apoyo de al menos el 60% de la eurocámara. El 4 de marzo, advertía, “aunque esto no quita que en este inicio de legislatura se vean algunos nubarrones”. Uno de ellos era previsible, la negociación del Marco Financiero Plurianual, y el segundo el coronavirus, que venía de China, pero que en Europa ya empezaba a sumar 100 fallecimientos. Añadía, “en casos como éste es cuando percibimos la importancia del Modelo Europeo de Sociedad, ya que tenemos una sanidad pública fuerte, eficiente y gratuita y, por tanto, esperamos que se controle su expansión mejor que en Asia e incluso que en los Estados Unidos”.

Para poder mantener el rumbo del proyecto europeo es necesario establecer un Estado de Alarma Europeo Común expreso o al menos tácito. Para poder mantener el rumbo previsto ante este gran temporal que significa el contagio rápido del virus habrá que tomar medidas extraordinarias proporcionales a la gravedad de la situación epidémica, ya que es posiblemente el problema más grave que ha tenido Europa desde el nacimiento de la construcción europea.

Por ello, la prioridad máxima será garantizar la salud de los ciudadanos europeos utilizando al máximo las competencias comunes, evitando las decisiones unilaterales. Por tanto, tomando decisiones extraordinarias ante un problema extraordinario.

En el artículo citado anteriormente obvié mencioanr que la salud es competencia exclusiva de los Estados miembros y por tanto no hay una capacidad europea para hacer frente a la expansión de un virus como éste, ya que las competencias están en manos de los Estados. Estos están tomando decisiones nacionales unilaterales por separado y por tanto su eficacia es mucho menor que si se hubiera tomado una decisión única para parar y hacer frente al virus. Incluso hay ocho Estados que han adoptado la decisión unilateral de cerrar sus fronteras, en algunos casos ni siquiera consultar con sus vecinos.

Por esto, en estas circunstancias puede que sea el momento de comenzar a valorar la idoneidad de mecanismos de coorganización sanitarios a nivel europeo, sobre todo en gestión de crisis transnacionales que afecten a la salud, con una ampliación en las competencia en torno a la salud a nivel europeo que vaya más allá de los mecanismos pre existentes como la tarjeta sanitaria europea y que pasen por una Unión Sanitaria Europea que permitan gestionar crisis como la que estemos viviendo hoy en día a nivel Europeo mediante la solidaridad entre los Estados miembros y sus ciudadanos, con el objetivo primordial de garantizar la salud de los ciudadanos europeos.

La pandemia del coronavirus ha pasado de ser un nubarrón, como decíamos hace dos semanas, a un auténtico tsunami que afecta a toda Europa y de forma muy grave. Por tanto, la Unión Europea debería tomar algunas decisiones eficaces en el ámbito de sus competencias económicas, especialmente a través de la Comisión Europea que sirvan para paliar al menos los efectos económicos y sociales de la misma. Hace dos meses, en el boletín número 19, señalaba que la “Comisión Europea debe tener la audacia de presentar un nuevo marco financiero plurianual más ambicioso, ya que el conocido fue propuesto en 2018 por la Comisión anterior. El nuevo marco debe reflejar el nuevo programa político, económico y social de la nueva Comisión, ya que ahora tiene un planteamiento más audaz y exige nuevos medios financieros para las nuevas ambiciones”.

En la actualidad, teniendo en cuenta las consecuencias económicas y sociales que tendrá la pandemia, esta petición se convierte en una prioridad y una obligación. Ante esta situación que vive Europa no se trata de reforzar sus fundamentos ni de plantear una refundación, como señalan algunos. Esta situación lo que demuestra es la solidez y necesidad del proyecto europeo fundamentado en unos valores compartidos y con unas instituciones comunes fuertes y sólidas.

Lo que se necesita en esta situación es la profundización y el desarrollo de su modelo federal, así como la ampliación de su capacidad, por ejemplo, ampliando el presupuesto común como lo ha hecho el Parlamento Europeo que defiende el 1,3%, o teniendo en cuenta la propuesta del eurodiputado Jonás Fernández de crear un fondo de solidaridad europeo para paliar los efectos sociales y económicos del virus.

De la misma forma que la gran aportación de la Declaración Schuman, “primer paso de la Federación Europea”, de la que este año celebramos su 70 aniversario, fue la transformación de un grave problema -la guerra civil europea- en un gran proyecto político que ha sido un formidable éxito, al compartir por primera vez los Estados su soberanía mediante las instituciones comunes, el coronavirus debería tener el mismo efecto, el de aprovechar un grave problema para reforzar el proyecto político de la Federación Europea.

Hay quien ha dicho que la pandemia es un reflejo del fracaso de Europa y de su incompetencia, lo cual ha provocado el resurgimiento, otra vez, del Estado nación, y por ello es difícil que la Unión salga viva de esta crisis. Quien así se expresa se olvida que los Estados nación siguen vivos y precisamente estos no le han atribuido competencias suficientes a la Unión en algunos ámbitos como este de la salud y la gestión de crisis sanitarias. Precisamente por eso, por ser una estructura intergubernamental, es más difícil tomar decisiones rápidas y eficaces. La Unión Europea ¡claro que saldrá viva de esta crisis!, ya que se está viendo que es más necesaria que nunca; y dependerá, en parte, de nosotros, la sociedad civil organizada, que la Unión tenga más poderes reales en muchos más ámbitos además del de la gestión de pandemias, dado que el modelo interestatal, en este ámbito, esta demostrando ser insuficiente e ineficaz.

El Consejo Federal Español del Movimiento Europeo está aprovechando este confinamiento en nuestras casas para elaborar un libro para antes del 9 de mayo, 70 aniversario de la Declaración Schuman, titulado “No sin los ciudadanos: Conferencia sobre el Futuro de Europa”, que tratará, entre otras cosas, el “porqué” y “para qué” de la Conferencia, su alcance, su método, su composición…, tratando de vislumbrar en qué ámbitos la Unión Europea puede ser reforzada teniendo en cuenta especialmente la participación de los ciudadanos, ya que es el objetivo de la misma, a partir de una profundización del proyecto europeo de carácter federal siguiendo los pasos de la Declaración Schuman de ahora hace 70 años.

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