Adiós a Havel

Havel%20595¿Cuántas veces las redacciones dieron por muerto a Havel en los 90? Sin embargo, de cada episodio de extrema gravedad salió adelante. No venció al cáncer, pero se acomodó a vivir con él. Del mismo modo, durante medio siglo Vaclav Havel luchó contra un régimen totalitario, que tras cada episodio de disidencia parecía que iba a doblegarle y al que, finalmente y a diferencia del cáncer, logró vencer.

Havel se ha ganado un puesto en la Historia como ejemplo de lo que la resistencia cívica puede conseguir, como modelo de referencia ética para un pueblo, pero también de lo difícil que es que un intelectual pueda convertir un aliento ético en políticas eficaces para su pueblo.

Havel guió a su pueblo en la Revolución de Terciopelo, pero no pudo impedir la ruptura de su país Checoslovaquia. Vaclav Klaus -el economista convertido al credo ultraliberal después de sestear en los institutos del régimen comunista mientras Havel entraba y salía de la cárcel- y Vldimir Meciar -el populista exboxeador- dividieron el país ante la impotencia de Havel y la indiferencia de la mayoría de los checos y eslovacos. Cabe decir en favor de ambos pueblos que no sólo la ruptura no fue traumática (a diferencia de las que entonces se desarrollaban en los Balcanes) sino que hoy las relaciones tanto institucionales como personales son excelentes.

Todavía de más calado es la derrota de ese ideal ético representado por Havel frente a lo que creo que el mismo llamó la pérdida del alma espiritual de sus compatriotas. La riqueza fácil, las más rastrera bazofia de la cultura de masas, la Praga en la que proliferan casinos gestionados por mafias no pueden ser más opuestos al espíritu del intelectual bohemio que fue Havel, pero son también consustanciales al capitalismo que defendió el político Havel.

Entrevisté a Havel en 2011 para el reportaje la Europa que viene (cuyo vídeo incrusto al final de esta entrada). No fue fácil lograr la entrevista y menos realizarla. Havel, presidente entonces en 2011, recibió al equipo de TVE en su despacho del Castillo de Praga. Correcto y profesional, sin embargo apenas podía ocultar su fastidio ante los preparativos técnicos de la entrevista. Las respuestas fueron erráticas, sin ninguna brillantez, llenas de lugares comunes. Al terminar la entrevista, no más de veinte minutos, aparecía cansado y sus asesores de inmediato le llevaron a otro compromiso institucional. Ya solos, la traductora, que le conocía bien, nos dijo “no sé que le pasaba hoy a este hombre.

http://t0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcRwZqA_I9A6xQutj482NztNMJgcI5bKAO4hP0rtRzliGvclTo5uUn dato que no sé si hoy será recordado en las notas necrológicas. Havel era hijo de un rico burgués que edificó en los años 20 un gran centro cultural y de ocio, que incluía cine, teatro, cafeterías. Por su origen social el régimen comunista le impidió hacer una carrera universitaria, pero no pudo impedir que se desarrollara como una figura en ese mundo de teatros y cervecerías de la bohemia intelectual de Praga.

Puede que al lugar donde haya ido Havel le esté esperando Alexander Dubcek para compartir una cerveza.


 

Articulo original en Periodismo Global, la otra mirada.

Por Rafael Diaz Arias