Rosetta: el gran paso para el hombre (europeo) en su conquista del Universo

Publicado originalmente en zoomnews.es.

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Difícil es saber adónde se va si se desconoce de dónde se viene. La Humanidad puede saber a partir de hoy un poco más sobre sus orígenes, gracias a la información que ha empezado a enviar la sonda europea Philae, que logró culminar, no sin grandes dificultades, la misión de posarse sobre la superficie del pequeño cometa P67/ Churyumov-Gerasimenko.

A las 17:02, es decir 28 minutos y 20 segundos después de que sucediera, se recibieron los datos que confirmaban el aterrizaje en el Centro Europeo de Operaciones Espaciales (ESOC) de Darmstadt (Alemania), y simultáneamente en las antenas de la Agencia Espacial Europea (ESA) de Villanueva de la Cañada (España), New Norcia (Australia) y Malargüe (Argentina). Un estallido de júbilo se extendió así por todo el planeta.

Culminaba así un viaje que empezó a proyectarse más de veinte años atrás. La nave Rosetta, lanzada al espacio el 2 de marzo de 2004, cumplía también su periplo de más de diez años al desprenderse del módulo Philae, que tardó más de siete horas en descender a la superficie del cometa, situado a 510 millones de kilómetros de la Tierra. Para llegar allí, sin embargo, la nave hubo de cubrir una distancia mucho mayor -6.400 millones de kilómetros-, ya que ha tenido que recoger las gravedades de Marte, Júpiter y la propia Tierra para coger nuevo impulso, relanzarse y poder llegar tan lejos. En total dio cinco vueltas completas al Sol antes de llegar junto al cometa el pasado septiembre. Desde entonces ha navegado en paralelo al mismo a pocos kilómetros de distancia de él, antes de efectuar la maniobra definitiva de acercamiento, desprendimiento de la sonda y aterrizaje de ésta.

No funcionó el motor antirrebote, que debía impedir que el módulo, de cien kilos de peso, saliera despedido al tocar el suelo ante la casi nula gravedad del cometa. Tampoco se dispararon los arpones de las patas, que debían perforar la superficie hasta dos metros y asegurar el anclaje de la nave. Por lo  menos no se desvió del punto previsto para el aterrizaje, bautizado como Agilkia por votación popular entre los científicos. En consecuencia, la Philae solo está ahora sujeta por tornillos, lo que hará más dificil su estabilización a medida que el módulo gire sobre sí mismo para observar el entorno y transmitir fotos y datos. Las primeras 64 horas de esta misión de observación son cruciales para comprobar si la Philae es capaz de aprovechar todas sus potencialidades.

Está, pues, frágilmente asentado sobre su montura, que es el cometa mismo. Este va camino por primera vez en su historia del Sol, de forma que el jinete europeo Philae asiste por tanto como testigo privilegiado al impacto que produzcan los rayos cada vez más intensos del astro-rey sobre la masa del pequeño cuerpo celeste.

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El cometa P67/Churyumov-Gerasimenko es un tesoro para la investigación sobre el origen del Universo. Hasta ahora nunca se había acercado al Sol, circunstancia que le ha mantenido prácticamente inalterado desde que se formara hace unos 4.700 millones de años. O sea, todos sus materiales actuales son los originales con los que se formaron los planetas de nuestro Sistema Solar. El nombre de la misión, Rosetta, hace por tanto referencia a la piedra descubierta en 1799, que permitió descifrar los jeroglíficos egipcios. Los científicos pretenden ahora que la Rosetta espacial desvele los misterios de la construcción del Universo.

Entre esas incógnitas estaría la de confirmar o no la teoría según la cual las primeras moléculas orgánicas llegaron a la Tierra en los cometas que impactaron en ella, moléculas que encontraron en nuestro planeta las condiciones necesarias para que surgiera la vida.

Si la Philae resiste habrá rentabilizado al máximo los 220 millones de euros de su costo, y los 1.400 millones que ha supuesto la totalidad de la misión. Y Europa, tal y como recalcaron dirigentes y científicos de la ESA, habrá demostrado que no se descuelga de su vocación innovadora, exploradora y aventurera. La misma que le ha permitido liderar el mundo durante los pasados veinte siglos. También que hoy, a diferencia de la historia pasada, estas conquistas ya no pueden ser patrimonio nacional de un solo país, sino de la unión de muchos de ellos. Rosetta ha aglutinado así el esfuerzo de más de 50 empresas de tecnología puntera, pertenecientes de 14 países, entre ellos España.