Europa, desde el piso de arriba.

La tertulia de Europa en suma y Descartes con el Comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia.

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Los que estamos en Bruselas tenemos la ventaja de estar un piso más arriba; vemos la situación Unión de manera más general, nos permite comparar lo que hacen unos y otros, afirma el Comisario.

Vemos, además, que si cada uno marcha por su lado no vamos a parte alguna. Si comparamos a Europa con el resto del mundo, comprobamos que somos una parte insignificante, y más con la ascensión de los países emergentes; nos estamos quedando atrás en términos relativos.

Por lo tanto, sigue diciendo Almunia, hay más razones para integrarse ahora que hace años. En los últimos años hemos tomado, forzados por la crisis, decisiones que hubieran sido impensables seis años atrás.

Ya, comentamos en la tertulia, pero países rescatados, como Portugal o Grecia tienen unos datos de paro o deuda mucho peores que hace dos años.

Hay que preguntarse, puntualiza Almunia, qué habría sido de Grecia sin el apoyo de Bruselas. Probablemente estaría en una situación muy grave. Hay que tener en cuenta, añade, que sus gastos estaban fuera de control. El país tenía una bomba de relojería bajo sus pies, se iba al garete.

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Y en Bruselas, ¿no se habían enterado de la situación?, preguntamos.

 

No, en Bruselas  nos enteramos de lo que podemos, no podíamos comprobar la veracidad de las cuentas griegas. La Unión puede hacer controles, asegura, pero no es todopoderosa.

Con el euro tenemos un problema, señala un participante, no podemos devaluar la moneda  y se está llevando a cabo una devaluación interna de los salarios, mientras que el euro sigue siendo demasiado fuerte.

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Mire, afirma el comisario europeo, estamos mejor dentro que fuera del euro. El problema específico de España es que vivimos una burbuja inmobiliaria enorme, no fruto de la avaricia desmedida, sino por una serie de factores muy españoles: promotores que pedían créditos y Cajas de ahorro que los daban. No prestaban a jóvenes emprendedores, no. Y eso no ha pasado en otro países. Podemos tirar piedras contra el euro, porque aunque está muy fuerte, en torno al 1,30 por dólar, estamos exportando.

Ya, comenta alguien, pero los sucesivos gobiernos tendrán algo de culpa, por no haber visto el problema.

Sí, dice Almunia. Un gobernador de la Reserva Federal de los EEUU recordaba que la obligación de los gobiernos es la de retirar la ginebra antes de que termine la fiesta para que no acaben todos borrachos, y aquí hubo una euforia excesiva. Y la culpa no es de los bancos alemanes que prestaron a las inmobiliarias españolas, sino de los que fueron a pedir prestado. El Banco Central Europeo sirve para controlar la inflación, para que los salarios más bajos mantengan su poder adquisitivo, pero no tiene o no tenía como misión la de frenar el crédito en España.

Volvemos a la crisis.  Alguien afirma que la situación actual está siendo utilizada  para que los trabajadores pierdan derechos, mucho de lo conseguido en décadas. Bien dice Almunia, no todos los países reaccionan igual. Lo que sucede aquí es que han bajado los ingresos  por la desaparición de la burbuja inmobiliaria. Podemos subir los impuestos  porque es muy difícil conseguir ingresos en caso de recesión, o podemos recortar los gastos. Pero eso no significa que vayas contra el primer servicio público que encuentres. La socialdemocracia debe discutir ese tipo de cosas.

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Preguntado, precisamente, por la crisis de la socialdemocracia europea, Almunia responde que no, que hay gobiernos socialistas en Europa, con mayoría o en coalición, aunque reconoce que la crisis no ha permitido actualizar la agenda del centro izquierda. Pensábamos que la crisis nos iba a dar alas, pero no ha sido así. Aunque, añade, los conservadores y liberales tiene problemas para actualizar sus respectivas agendas y, además, al fondo hay un peligro de radicalismos.

¿Está, pues, en crisis el modelo social europeo? No, responde Almunia, no hay un modelo, hay tantos como países; no comparemos Suecia con Bulgaria. Y hay que tener en cuenta  que la mayor parte de las decisiones siguen siendo nacionales. No es la Comisión la que decide. Nosotros solo advertimos, tenemos esa visión global que indicaba antes. La Comisión no es la creadora del modelo de bienestar.

Surgen en la tertulia, como no, críticas al papel hegemónico de Alemania y a su Banco Central, Bundesbank. Mire, puntualiza Almunia, el Bundesbank puede protestar, pero nada más. Muchas veces se queda en minoría. Hay que tener en cuenta que Alemania es el país más grande y fuerte de la Unión, pero también el que ha hecho mejor las reformas. Tienen minijobs, sí, pero yo prefiero eso al desempleo.

Y sobre la tan criticada señora Merkel, el Comisario dice que cuando va a las reuniones, se ha leído los papeles y se los ha trabajado. Es muy seria trabajando, asegura.

 

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