La Francia de Macron ¿Puede una figura levantar un país?

La tertulia de Europa en suma sobre las elecciones presidenciales y legislativas francesas, con Chema Patiño, SER, y Guillaume Bontoux, RNE

19402074 1547459275316184 4408002160149828207 oEn primer lugar, la buena noticia. No es que Macron sea bueno o vaya a hacerlo bien. Si hubiera sido elegida para el cargo la señora del FN, hoy estaríamos a punto de quedarnos sin Unión. Se mantendría un núcleo duro compuesto por Alemania, Holanda, Austria y algún voluntario más, como en la época del D-mark.

Y, de momento, no tenemos la mala noticia con respecto a Europa, porque el nuevo presidente francés es un europeísta. Dice el semanario alemán Der Spiegel que el señor Emmanuel provoca el éxtasis en el territorio de los, todavía, 28. Macron, en su primera cumbre europea, ha insistido: quiero una Unión que proteja a los ciudadanos.

Lo que queda en el aire es la pregunta, qué puede hacer por su país, un tanto perdido en las últimas décadas.

Siempre me ha fascinado como vende Francia su imagen, sus productos: l´amour, les parfums, le cuisine, le Can-Can, le Co-Co, le Mi-di, la Pro-vence, el ¡oh, la, lá!, o los bolsos de lujo de la afamada marca, símbolo del glamour galo, tan copiada en los mercadillos. En realidad se hacen en Rumanía, más concretamente ¡en Transilvania!, como informaba The Guardian. De allí salen, 100.000 al año, para recibir luego la etiqueta del Made in France, en La France, que es lo único francés del bolso. Los trabajadores rumanos cobran unos 133 euros al mes. Por los zapatos piden 2.000… ¡Oh, la, lá!

La verdad es que hay que ser geniales para vender a París como la ciudad del amor, cuando en pleno agosto, en medio del frio y de la humedad, tiene uno1491061963 166602 1491063148 noticia normal enormes dificultades para activar las feromonas, las oxitocinas y las gónadas. Si fuera en Jávea, todavía, pero en París…

Hace años, cuando subía en verano en coche por la costa francesa, me llamaba la atención que cualquier pueblo anunciara al borde de la carretera Ses Plages, Ses Casinos. Te desviabas inmediatamente para intentar ver aquellas maravillas, que no eran tales. Por la secundarias me fascinaba una palabra, Pépinières, hasta que, consultado el diccionario, comprobé que eran viveros. Geniales.

Y los alemanes, tan toscos ellos (perdón), son los primeros en sucumbir frente a la magia de Galia. Hay un dicho germano: Essen wie Gott in Frankreich. Para comer como Dios, en Francia. Para vivir como Dios, para disfrutar, en Francia. Aquí, reconocen ellos, no sabemos ni comer, ni vivir. Si ellos lo dicen…

Pero nos engañaron como tontos cuando éramos jóvenes de cabellos largos e ideas cortas. Íbamos con devoción cinéfila a ver las hoy insoportables peliculitas de Rohmer, que si la rodillita de Clarita, que si Paulinita en la playa. Y cuando estábamos en la playa, nosotros, no Pauline, llegaba el vendedor y anunciaba aquello de: ¡Praliné, chocolat, chú-chú! Infumable.

Hace décadas que pasó la vieja grandeur de De Gaulle, aquel pesado general que encabronaba a Churchill por intentar salir siempre en la foto, aunque la guerra, por el Oeste, la tuvieran que ganar los rudos muchachos llegados de los maizales de Kansas, los finos aviadores de Kent y los gurkas, los sijs y los australianos de la Commonwealth.

Hace años que no hablamos de Sartre y de la pesadísima Nouvelle Roman, aunque sí recordemos a la Nouvelle Vage o a Camus, afortunadamente. Pero de aquello hace medio siglo.

Durante décadas, Francia ha sufrido por la creencia de que política significa lucha, pero no soluciones reales, escribía esta semana el conservador The Economist. Muy intello, muy de Sciences Po, como dicen en la moderna lengua francesa que lo corta todo. Hoy, el desempleo en ese país es el doble que en su vecina y siempre temida Allemagne. Los teutones, ocupados en su zona suroeste por Francia hasta la unificación, se han convertido en el número uno en eso que los cursis llaman ratio exportaciones –importaciones, por encima de China. Todo bajo el cobijo de la madrecita Merkel, en coalición con los socialdemócratas, aunque los beneficios no llegan igual para todos y está creciendo la desigualdad. Pero en lo político, Berlín es, hoy, una isla de serenidad si lo comparamos con Italia, Gran Bretaña, o Francia. Por no hablar de nuestra nación de naciones.

La Grande Nation ha ido languideciendo progresivamente. Vivió como otros países de Occidente, según decía Tony Judt, las tres décadas prodigiosas de la postguerra, pero desde entonces ha ido cuesta abajo. Y, ahora, el campo se rebela contra la ciudad del amor, tan arrogante. Como en la Gran Bretaña del Brexit. El viejo y glorioso partido comunista es radical, pero minoritario, el socialista está en bancarrota, la derecha, irreconocible, y la ultraderecha en retroceso, afortunadamente.

images 1Así que Macron se convierte en un nuevo Napoleón, que rige su movimiento y su Consejo de Ministros con puño de acier. Propone un cóctel. Por la derecha, mercado libre, apoyo a las empresas y a la creación de empleo. Por la izquierda, protección del ciudadano.

El resultado de las legislativas es muy extraño: la mitad de los votantes se fueron de finde. El vencedor, el Movimiento de Macron, LRM, no es un partido, no hay jerarquías políticas, no hay aparato. De los 350 diputados del movimiento de Macron, el 80% le debe directamente el mandato. Las tres cuartas partes no tienen experiencia política. Hay bomberos, enfermeras, empresarios. Vienen del centro-derecha, del centro-izquierda. Pronto el Parlamento puede ser un buen lío, con diputados que no tienen por qué seguir una línea, y sin oposición. Los socialistas, arrasados, los viejos comunistas, en un rincón, y el Frente Nacional, que recibió en las presidenciales el 34 % de los votos, con apenas ocho escaños.

¿Y Macron? El nuevo presidente es tan novedoso para mí como para el resto de la gente, asegura Chema Patiño, durante años corresponsal de la SER en París. Me decían mis compañeros que en la primera vuelta de las presidenciales parecía muy flojo, que conocíamos más a su señora (risas en la sala), pero creo que es un tipo muy a lo Kennedy, un Enarca, de la famosa escuela de administración gala, de donde salen casi todos los líderes. En su campaña, sigue diciendo, parecía alguien de fuera del sistema, pero tiene el aura de la persona que se ha hecho a sí misma. Parece el yerno prefecto (más risas)

En realidad, es una persona que trabaja con perfil de empresario, ha seleccionado a los candidatos de su movimiento por su currículo, como si fuera un jefe1494185686 135277 1494186049 noticia normal de personal, afirma Patiño. Su núcleo duro está formado por  europeístas y cuenta entre sus cercanos a Daniel Cohn-Bendit, el Rojo del Mayo del 68 y hoy “verde” franco-alemán, partidario de la negociación entre la derecha y la izquierda.

Creo, estima Patiño, que Macron es la persona adecuada en el momento adecuado, que ha jubilado a los de siempre. Pero es verdad que quiere volver al viejo boato a lo De Gaulle o Mitterrand. (Habría que hacer aquí un inciso. Nadie se ha enterado del cambio en la Presidencia de Alemania, quizá porque no tiene ningún poder ejecutivo como en el régimen presidencialista francés, es representativa. Pero si la señora Merkel hubiera hecho una entronización como la de Macron, me imagino a los polacos, austríacos, e incluso rusos, poniendo los pies en polvorosa)

Tiene que trabajar rápido, dice Patiño, porque si no es así, los fuertes “contrapoderes” franceses le bloquearán. Se juega su credibilidad, sobre todo con Alemania. Si no hace las reformas pendientes, Berlín no le va a creer. Francia no ha entrado en la vía de la austeridad, gasta por encima de sus posibilidades y tiene un sistema estatal muy pesado.

Sin embargo, añade, Francia ha recuperado el optimismo y conviene recordar que es o era un país muy pesimista, se están quejando todo el día. De hecho encabeza la lista de países que ven el futuro negro.

Sí, la clave va a estar en la relación con Alemania, estima Guillaume Bontoux, natural de Aviñon y enviado especial de RNE a las elecciones galas. Para Macron, subraya, el europeísmo es fundamental, era el más europeísta de todos los candidatos. Pero hay que recordar que no ha sido elegido por su programa europeísta y ahora tiene que convencer más a los franceses que a los de fuera; tiene que rebajar el déficit, proceder a la reforma laboral y recortar la abultada plantilla estatal. Se habla de despedir a 200.000 funcionarios. Y ya ha habido manifestaciones “preventivas” de los sindicatos, antes de que tome medidas, para que sepa lo que le puede esperar. Se está moviendo muy bien, en la escena internacional, precisa Bontoux. Tenía muy bien ensayado el frio saludo a Trump.

De momento, sigue diciendo el periodista de RNE, tiene el viento de popa, las perspectivas económicas son buenas y es consciente de que a la Unión le irá article 0 160FB38A000005DC 811 306x426 644x644bien si a Francia le va bien.

Comentando los resultados de presidenciales y legislativas, Chema Patiño reconoce que está claro que Macron representa solo a una parte de Francia. Otra buena parte se ha refugiado en la abstención, se dice que porque está cansada de tanto votar.

En Francia, recuerda Patiño, no hubo un 15-M como aquí, porque la situación es diferente. La juventud francesa no tiene mucho que ver con la española, el paro juvenil no es tan alto y los jóvenes tienen más ayudas.

Surgen en la tertulia las dudas: ya se dijo en su momento que Hollande era la gran esperanza, que llevaría a cabo las reformas, y terminó su mandato con los índices de popularidad más bajos.

Sí, dice Guillaume Bontoux, pero ahora esperamos o esperemos que alguien haga algo, que algo funcione, porque es la última oportunidad. Si no funciona, puede llegar al poder Marine Le Pen.

Alemania sigue al milímetro los movimientos del nuevo mandatario galo. Con cariño, pero con realismo, el semanario de centro-izquierda Die Zeit decía que los planes de Macron son, en parte, una quimera.

Terminamos. Vamos a ser optimistas sobre la evolución de nuestro gran y querido vecino del norte. Así que seguiremos creyendo en la magia de todo lo francés, l´amour, l´esprit du temps y todo eso. Y en Navidad, a deleitarnos con esos anuncios de les parfums, de Co-Co, de Ric-ci, muy 3500 4empalagosos, pero que quedan muy bien para esa época del año tanmacron 2865 1 entrañable.macron 1

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