Coloquio de Europa en suma con Javier Solana

Javier Solana

“No va haber un conflicto armado duro. Va haber un acuerdo”

El antiguo secretario general de la OTAN y máximo responsable de la política exterior europea se resiste a bajar los brazos y asegura con vehemencia que “no va haber un conflicto armado. Va haber un acuerdo”. En la charla-coloquio organizada por Europa en Suma, Javier Solana descarta que Ucrania vaya a integrarse en la OTAN y cree que Rusia, con el respaldo de China, tiene otros intereses geoestratégicos al desencadenar esta crisis, como debilitar a la Unión Europea y enredar a Estados Unidos en un conflicto en Europa, lejos del Pacífico.

Durante muchos años en su larga trayectoria política, Javier Solana, que en la actualidad preside EsadeGeo -Centro de Economía Global y Geopolítica-, se ha dedicado a desactivar conflictos internacionales y por eso considera que aún hay margen para una diplomacia “que está frenando un enfrentamiento bélico” al que la UE “no tiene ninguna voluntad de ir porque es un proyecto de paz”. Confía, por tanto, en las gestiones de la propia Unión Europea y en las realizadas de manera bilateral por Francia y por el nuevo canciller alemán, Olaf Scholz. “Alemania tiene algo que decir en el aspecto energético de esta crisis, por el gasoducto North Stream 2, y Rusia debe ver también la importancia de esa vía de comunicación energética con la Unión Europea”. No obstante, se muestra escéptico sobre la voluntad del presidente ruso, Vladimir Putin, de solucionar el conflicto. Cree que Rusia, al desencadenar esta crisis, tiene unos objetivos que van más allá de Ucrania, como desestabilizar a la Unión Europea en un momento en el que se está planteando profundizar en su seguridad estratégica. “No olvidemos que la UE no es todo lo fuerte, ni tiene la capacidad militar que desearíamos”.

“Rusia, argumenta Solana, no tiene ningún problema en que los países de Europa se unan, pero sí le preocupa una Unión Europea fuerte” porque no podría “jugar con dos o tres potencias como cuando terminó la II Guerra Mundial”. Por otro lado, reflexiona, Rusia y China, “que han mostrado su sintonía en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en Pekín”, prefieren tener a Estados Unidos “implicado en un conflicto en Europa y menos pendiente de otros que puedan surgir en el Pacífico”. Para Solana, hay que tener en cuenta las aspiraciones de Pekín de anexionarse Taiwan y cree que solo si se tiene en cuenta “el papel que China quiere jugar en el mundo, se puede entender la complejidad del conflicto”. De hecho, argumenta Solana, la actual crisis “debería resolverse en el seno de la ONU, pero no se hace porque las dos potencias implicadas forman parte del Consejo de Seguridad y tienen capacidad de veto para rechazar abordarlo” en ese foro.

A su juicio, la OSCE “podría ser un foro para encauzar las relaciones con Rusia, porque están los países europeos y está Estados Unidos, pero se siente en minoría” dado que las antiguas repúblicas soviéticas y los antiguos miembros del Pacto de Varsovia “ya no le dan su apoyo y no está tan cómoda”.

 

Ucrania no va a entrar en la OTAN

“Rusia parece estar reaccionando a hechos que han pasado y que no está claro que vayan a suceder”, precisa Solana en relación a una eventual entrada de Ucrania en la Alianza Atlántica que descarta con múltiples argumentos. “Ucrania no está en la OTAN y para que lo estuviera tendrían que votar favorablemente por unanimidad los estados miembros y es más que probable que alguno votara en contra”. Como conocedor de los equilibrios y reglas internas que rigen la organización militar argumenta: “Ucrania tiene graves problemas de seguridad y eso es rechazable por parte de la OTAN, que tiene un carácter defensivo y para la que no tiene mucho sentido que se integren en su seno países que, como Ucrania, lleven conflictos armados al resto”.

Solana quita importancia a los argumentos sobre la continua ampliación de la OTAN hacia la frontera con Rusia y recuerda que, cuando él era su secretario general, “Alemania se unificó dentro de la OTAN” y negoció con Yelstin la ampliación hacia Polonia, Hungría y Chequia. “Rusia aceptó el movimiento de una parte de la frontera de la OTAN, aunque sí es cierto que ponía reticencias a que se ampliara a antiguas repúblicas soviéticas”, como es el caso de Ucrania, “cuya integración ya se planeó en 2008” y sin embargo no ha sucedido. Las motivaciones de Putin, según Solana, atienden a “mantener la suficiente inestabilidad en las fronteras para que Ucrania no pueda desarrollarse plenamente”. Una ocupación de Ucrania es imposible para Rusia, cuya situación económica no es muy buena para realizar un esfuerzo militar de esa magnitud.

El presidente de ESADE-Geo lamenta que Rusia se vaya alejando del diálogo con el resto de Europa. Al tiempo, relativiza como posible solución una “finlandización” de Ucrania porque el Memorándum de Budapest, por el que Kiev entregó sus armas nucleares a Moscú y recibió el respaldo de protección de Washington y Londres, aunque está firmado y está ahí “se rompió tácitamente al poco tiempo porque nadie espera que vuelvan las armas nucleares”.

España, el gas y Kennedy

A preguntas de los alumnos de la asignatura Instituciones y Derecho de la UE de 3º de Derecho de la Universidad de Granada, Javier Solana señaló que si hubiera sanciones contra Rusia, las primeras consecuencias para España vendrían por el gas “aunque no respecto al suministro porque nuestro país lo tiene garantizado por el sur (Argelia) y por los países del golfo Pérsico. Esto no debería preocuparnos, pero sí podría haber consecuencias por la subida de los precios y su influencia en la actividad económica”.

El ahora profesor, encantado del contacto con los estudiantes asistentes a la charla de Europa en Suma, rechazó, a preguntas de uno de ellos, que se pueda establecer paralelismo entre la actual crisis y la de los misiles en Cuba de 1962 porque “el contexto histórico es muy diferente”. No obstante, sí invitó a los asistentes a repasar el discurso que entonces pronunció el Presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, por su mensaje sobre los riesgos de una guerra nuclear. “Espero, concluyó, que seamos capaces de encontrar formas duraderas de resolución de esta crisis”.

 

 

 

 

 

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