Lo que nunca debemos olvidar frente al terrorismo

Publicado originalmente en The Huttington Post

lo que nunca debemos olvidar terrorismoLa infinita indignación ante los atentados terroristas de Ankara y Berlín no nos debe hacer olvidar dos cuestiones esenciales.

La primera, que los terroristas querrían cometer muchos más ataques, pero no pueden.

Evidentemente, el hecho de que estén en condiciones de llevar a cabo aunque sea uno solo, con su terrible secuela de muertos y heridos, debe movilizar todos los esfuerzos de las democracias para que ni esa cifra alcancen los asesinos, porque únicamente hay un objetivo frente a ellos que pueda ser calificado de éxito: atentados cero. Eso está claro.

Pero estoy seguro de que se cuentan por decenas los intentos terroristas frustrados por las fuerzas de seguridad. Se trata de un logro callado y silencioso, pero eficaz, que también se demuestra en el hecho de que, para matar, los criminales tengan que recurrir a los métodos más simples (pero no menos salvajes) en cuanto a logística, como el de los camiones de Niza o de Berlín lanzados contra multitudes.

Es bueno que lo recordemos, porque, aunque mientras siga habiendo atentados es tan imprescindible como posible una mejora en la seguridad, evitar más ataques es un éxito atribuible, en buena medida, a la coordinación entre las democracias europeas. Los instrumentos de actuación conjunta de los que se ha dotado en tal sentido la UE juegan un papel clave en ese sentido, papel que una profundización federal de la Unión no haría más que perfeccionar: los federalistas europeos no somos unos utópicos, más bien grandes pragmáticos.

Nace el cuerpo europeo de solidaridad con el objetivo de integrar en él a 100.000 jóvenes antes de 2020

cuerpo europeo solidaridadHace apenas dos meses que los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros de la Unión Europea ratificaban en Bratislava su compromiso de lucha contra el desempleo juvenil, quizá la plaga más dañina a medio y largo plazo de las muchas que sacuden a una Europa especialmente zarandeada en 2016.

Como consecuencia de tal compromiso la Comisión Europea ha puesto en marcha el Cuerpo Europeo de Solidaridad, presentado en España en el Centro Imagina de Alcobendas, con la presencia de jóvenes españoles, italianos, alemanes y austriacos, que han vivido una experiencia de voluntariado en otro país de la UE.

Se estructura así el antiguo voluntariado, circunscrito esencialmente a la asistencia médico-sanitaria y a la cooperación entre los diferentes cuerpos de bomberos. A partir de ahora, el nuevo Cuerpo Europeo de Solidaridad estará abierto a todos los jóvenes de 18 a 30 años, que, en palabras del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, “creará oportunidades para los jóvenes que deseen hacer una contribución significativa a la sociedad, y les ayudará a mostrar su solidaridad, algo de lo que el mundo y la Unión Europea no están especialmente sobrados. No son los Tratados ni los intereses industriales o económicos los que nos unen verdaderamente, sino nuestros valores. Y quienes trabajan como voluntarios viven estos valores europeos cada día”.

Juncker impulsa éste y otros programas que favorezcan el empleo juvenil en que “no se puede aceptar que Europa sea y siga siendo el continente del desempleo juvenil”. “No puedo aceptar ni aceptaré que la generación del milenio, o ‘generación Y’ se convierta en la primera en 70 años que sea más pobre que la de sus padres”.

François Hollande abre el camino a nuevas incertidumbres

Publicado originalmente en periodistas-es.com

hollandeFrançois Hollande ha sido presidente de Francia entre numerosas incertidumbres: los golpes del terrorismo (Charlie Hebdo, los atentados de noviembre 2015, de Niza, etcétera), una serie de campañas callejeras y mediáticas muy hostiles, con frecuencia desaforadas o meramente injustificables. Frente a eso, Hollande tampoco ha doblegado al desempleo, como prometió, ni ha sido capaz de situarse a la altura que esperábamos en la Unión Europea: el eje franco-alemán fue más bien el eje Merkel-Schäuble.

Así, no podía ser de nuevo candidato. Ni siquiera en nombre de sus pocos fieles, desesperados por la zizaña y la división de su propio campo. En todo caso, hay que elogiar el hecho mismo de que se haya adelantado. Ha decidido dejar el campo libre a sus críticos de la izquierda.

El acercamiento peligroso de las derechas representadas por Marine Lepen (a un lado) y François Fillon (sólo un poquito más allá) ocupa ya casi todo el espacio. Hollande era una figura desgastada hasta límites imposibles: “Nadie podrá hacer bueno su quinquenio (en el poder), que fue un calvario político como si fuera un éxito rutilante. Desde el principio, al dar la impresión de que actuaba demasiado rápido o demasiado lento, François Hollande colocó un saco lleno de piedras en las espaldas de su gobierno”, escribe Laurent Joffrin.

Sus reacciones, que no faltaron, llegaron tarde. Le abandonó su electorado antes que las izquierdas diversas, enfrentadas entre sí. Y frente a la línea neoliberal dominante en la Unión Europea, no se mostró suficientemente crítico. Asumió una cierta austeridad ajena sin creer en ella. Dio la impresión del indeciso. Quizá Francia se resistió a destruir su modelo social, pero eso se mostró más en la calle que en el Elíseo.

Si fuese italiano (siendo español y europeo) votaría 'Sí'

Publicado originalmente en www.huffingtonpost.es

sifueseSi fuese italiano, votaría 'Sí' en el referéndum del 4 de diciembre. Y siendo español, ya me gustaría que las reformas sometidas a aprobación ese día se propusieran en mi país.

Parece, sin embargo, que el domingo puede salir el 'No' (aunque, de cumplirse la nueva ley según la que cual un sondeo electoral nunca acierta -visto lo sucedido en los referéndums del Reino Unido y Colombia y en las presidenciales norteamericanas-, lo mismo gana el 'Sí').

¿Por qué unos cambios tan claros, que facilitarían la gobernabilidad en Italia, han concitado tanta y tan cruda oposición, hasta el punto de que resultado del referéndum puede poner en riesgo una de las etapas más estables y prósperas de la política y la economía italianas?

Díganme si no merece la pena oponerse a facilitar la mayoría parlamentaria de la primera fuerza política si obtiene más del 40 % de los votos o, en su caso, acudir a una segunda vuelta; acabar con el sinsentido de que las dos cámaras tengan exactamente los mismos poderes, lo que se ha traducido tantas veces en bloqueos interesados; reducir el Senado en 220 escaños, convirtiéndolo en una sede de representación regional con miembros que ostentarían el cargo mientras fueran electos locales, poniendo fin a los senadores vitalicios; fortalecer las competencias del Estado central en asuntos nacionales como la protección civil -donde la maraña burocrática ha jugado malas pasadas-; eliminar 110 provincias cuya utilidad pública es más que dudosa; o suprimir un Consejo de Economía y Trabajo creado en 1948 que cuesta 20 millones de euros anuales y del que pocos tienen noticia.

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