Hace apenas dos meses que los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 Estados miembros de la Unión Europea ratificaban en Bratislava su compromiso de lucha contra el desempleo juvenil, quizá la plaga más dañina a medio y largo plazo de las muchas que sacuden a una Europa especialmente zarandeada en 2016.
Como consecuencia de tal compromiso la Comisión Europea ha puesto en marcha el Cuerpo Europeo de Solidaridad, presentado en España en el Centro Imagina de Alcobendas, con la presencia de jóvenes españoles, italianos, alemanes y austriacos, que han vivido una experiencia de voluntariado en otro país de la UE.
Se estructura así el antiguo voluntariado, circunscrito esencialmente a la asistencia médico-sanitaria y a la cooperación entre los diferentes cuerpos de bomberos. A partir de ahora, el nuevo Cuerpo Europeo de Solidaridad estará abierto a todos los jóvenes de 18 a 30 años, que, en palabras del presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, “creará oportunidades para los jóvenes que deseen hacer una contribución significativa a la sociedad, y les ayudará a mostrar su solidaridad, algo de lo que el mundo y la Unión Europea no están especialmente sobrados. No son los Tratados ni los intereses industriales o económicos los que nos unen verdaderamente, sino nuestros valores. Y quienes trabajan como voluntarios viven estos valores europeos cada día”.
Juncker impulsa éste y otros programas que favorezcan el empleo juvenil en que “no se puede aceptar que Europa sea y siga siendo el continente del desempleo juvenil”. “No puedo aceptar ni aceptaré que la generación del milenio, o ‘generación Y’ se convierta en la primera en 70 años que sea más pobre que la de sus padres”.